La Fragua
A diferencia de la de Horcajuelo, ésta no está museizada. Se emplea, fundamentalmente, para hacer talleres pedagógicos dentro de un programa de recuperación de costumbres y antiguos oficios aunque se puede –de hecho se debe- visitar.
El edificio donde se halla es del siglo XVI, con una cubierta de teja árabe a dos aguas, instalada sobre una estructura de madera y gruesos muros de mampostería.
La Fragua de Puebla de la Sierra no sólo daba servicio a los vecinos del municipio sino, incluso, a ganaderos y agricultores de La Vihuela o el El Atazar que no disponían de este equipamiento.
Aquí, por tanto, se reparaban o se fabricaban arados, azadas y otros elementos como herraduras, clavos y utensilios de cocina o carpintería.
El Molino de Abajo
La Puebla también se siente orgullosa de haber recuperado el Molino de Abajo, situado a las afueras de la población, cerca del área recreativa Parque de los Avellanos y que, hasta 1957 se mantenía activo. El edificio, que data del siglo XVIII, ha sido completamente rehabilitado. Se trata de un edificio de dos plantas con un estanque o depósito que se abastece mediante un cazo que recoge las aguas. El agua desciende del depósito accionando las ruedas en la planta baja del molino moviendo la maquinaria situada en la planta superior.
Tinaos de los Pastores
Los tinaos son elementos indiscutibles en la arquitectura tradicional serrana, todos los municipios tenían estas construcciones en piedra de la zona para el refugio de los pastores y el ganado ante las condiciones climatológicas adversas.
Hoy en día es fácil que al andar y explorar los municipios de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón encuentres tinaos (algunos ya en ruinas), unos buenos ejemplos de ellos los puedes encontrar en la Senda de la Cañada de las Merinas de Prádena del Rincón.
Tras un recinto amurallado en piedra, se extienden más de un centenar de colmenas fabricadas de manera tradicional, con un tronco de madera hueco en su base y lanchas de piedra que hacen de tapa. Recibían el nombre de corchos y se trata, probablemente, del único colmenar comunitario que se conserva todavía en la Comunidad de Madrid.